Tú eras la verdad – Alda Merini
Tú eras la verdad, mi frontera,
eras mi débil red,
pero me he estrellado
contra el árbol del bien y del mal,
…
Tú eras la verdad, mi frontera,
eras mi débil red,
pero me he estrellado
contra el árbol del bien y del mal,
…
Hubo un tiempo en que el valle sonreía,
silencioso, aunque nadie allí vivía;
su gente había marchado hacia la guerra
confiando el cuidado de esa sierra,
…
Oh, me gustaría tanto que recordaras
Los días felices cuando éramos amigos…
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy.
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¿Qué esperamos agrupados en el foro?
Hoy llegan los bárbaros.
¿Por qué inactivo está el Senado
e inmóviles los senadores no legislan?
Porque hoy llegan los bárbaros.
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Afanan nuestras almas, nuestros cuerpos socavan
la mezquindad, la culpa, la estulticia, el error,
y, como los mendigos alimentan sus piojos,
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¿Vergüenza de qué? Cuando uno ha cumplido condena,
si lo dejan salir, es porque es como todos
y en las calles hay gente que estuvo en presidio.
De la mañana a la noche callejeamos por las avenidas
y nos da lo mismo que llueva o luzca el sol.
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“¡Adelante, Brigada Ligera!”
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo.
En el valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.
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Del libro «Escritos pornográficos», recopilación póstuma de poemas sueltos.
Había comprado yo un hermoso pepino
Muy gordo, muy largo, muy verde
y regresaba sin traspiés
del mercado de Nevers
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Moriré de un cáncer de columna vertebral
Será en una noche horrible
Clara, cálida, perfumada, sensual
Moriré de podredumbre
De algunas células poco conocidas
…
Cuando baña mi lecho luz de luna,
bien sé que en el lugar de tu reposo,
junto al agua anchurosa de poniente,
derrámase una gloria en las murallas:
…
Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
…
(Último poema, escrito por Sylvia Plath en la víspera de su muerte)
La mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo muerto muestra la sonrisa de realización,
la apariencia de una necesidad griega
fluye por los pergaminos de su toga,
sus pies desnudos parecen decir…
A aquellos que en el hoy aguardan su ventura,
y a los que en el mañana fijaron su esperanza,
un muezín les grita desde la Torre Oscura:
-«¡Locos! ni aquí, ni allí, vuestra paga es segura!»
…
Con diecisiete años, no puedes ser formal.
-¡Una tarde, te asqueas de jarra y limonada,
de los cafés ruidosos con lustros deslumbrantes!
-Y te vas por los tilos verdes de la alameda.
…
Los oledores de tragedias están
por todos lados
se levantan a la mañana
y empiezan a encontrar las cosas
mal.
…
Tigre, tigre, que te enciendes en luz
Por los bosques de la noche
¿Qué mano inmortal, qué ojo
Pudo idear tu terrible simetría?
…